Un estudio de la Universidad de Berkeley (California, EE.UU.) con ratones sugiere que incluso un corto tiempo de permanencia en un entorno de aprendizaje estimulante puede reordenar el sistema de recompensa del cerebro y proteger de la drogodependencia
Los científicos analizaron las ansias de cocaína de más de 70 ratones machos adultos y encontraron que los roedores que diariamente exploraban, aprendían y buscaban bocados ocultos eran menos propensos que los que carecían de ese enriquecimiento a buscar consuelo en un receptáculo donde se les daba esta droga.
“Tenemos claras pruebas de que la exploración y el aprendizaje autodirigido alteraron sus sistemas de recompensa de modo que cuando experimentaron con la cocaína ésta hizo poco impacto en sus cerebros”, dice Linda Wilbrecht, profesora de psicología y neurociencia en la Universidad de Berkeley.

Por el contrario, los ratones que no tenían retos intelectuales o cuyas actividades y dietas estaban limitadas, estaban ansiosos por regresar a la zona donde se les había inyectado cocaína durante semanas.
“Sabemos que los ratones que viven en condiciones de privación muestran niveles más altos de búsqueda de drogas que los que viven en ambientes estimulantes, y hemos tratado de desarrollar una intervención que promoviera la capacidad de recuperación de los animales con privación”, dice el autor principal del estudio Josiah Boivin.
“Nuestros datos son muy interesantes porque sugieren que las experiencias positivas de aprendizaje, a través de la educación o de jugar en un ambiente estructurado, podrían esculpir y desarrollar circuitos del cerebro para aumentar la resiliencia de los individuos en riesgo, y que incluso las intervenciones cognitivas breves puedan ser protectoras de algún modo y duren un tiempo relativamente largo”, concluye Wilbrecht.
Fuente: tendencias21.net