Más de 7.000 personas han muerto en España entre 2010 y 2017 por sobredosis relacionadas con medicamentos opioides, según datos del Observatorio del Dolor de la Universidad de Cádiz. La tendencia durante estos años ha sido al alza: los 700 fallecimientos anuales registrados a principios de esta década han pasado a ser más de 1.000 en los dos últimos ejercicios con datos disponibles. El incremento global asciende al 52% y es mayor entre las mujeres, que partían de unas tasas inferiores pero cuya mortalidad casi se ha duplicado. Según esta información, más de dos tercios de las muertes se producen por envenenamiento accidental, mientras que en el resto la intoxicación es voluntaria. Los grupos más afectados son hombres de mediana edad y mujeres de más de 65 años.
Esta es la primera vez que se publican en España datos sobre las muertes relacionadas con opioides, un indicador más conocido por su acrónimo en inglés (ORD). Una investigación del Observatorio —centrada en este caso solo entre 2013 y 2016— concluye que las ORD constituyen en España un “problema con importantes costes sociales” que “requieren una especial vigilancia” y causan “la pérdida de 30.000 años de vida anuales”, otro indicador que mide el impacto de la mortalidad prematura en una población.
Según Failde, Catedrática de la universidad de Cádiz y autora principal de la investigación “los grupos de edad más afectados fueron en casi todos los casos los comprendidos entre 35 y 54 años, aunque es destacable el aumento de las tasas brutas entre los mayores de 65 años”. “Los hombres resultan más afectados entre los 35 y los 54 años y las mujeres en el grupo mayor de 65 años”, añade la autora del estudio.
Sobre las causas de estas tendencias, el trabajo no ofrece respuestas, ya que este “no era era su objetivo” ni la fuente de datos “permite obtenerlas”. Tampoco existen otras investigaciones en España que aporten demasiada luz al fenómeno. Sobre los mayores de 65 años, el Ministerio de Sanidad y los expertos consultados coinciden en que “el envejecimiento de la población” aumenta la incidencia de enfermedades susceptibles de ser tratadas con opioides. “Y a mayor uso de opioides mayor riesgo de efectos secundarios, también de los más graves”, coinciden estas fuentes.
Sobre los hombres de mediana edad, el uso indebido de formulaciones con fentanilo de liberación rápida es la causa más comentada. Estas presentaciones —que se toman vía inhaladores o diluidas en la boca— eliminan el dolor de forma inmediata, pero también tienen un gran potencial adictivo, según María Ángeles Canos, jefa de la Unidad del Dolor del Hospital La Fe (Valencia). En principio, estas presentaciones están indicadas solo para pacientes oncológicos con dolor irruptivo —súbito y de gran intensidad—, pero su uso en otros casos “hace que algunos pacientes no oncológicos tiendan a abandonar el tratamiento base y busquen esta vía en dosis mayores y más frecuentes que las prescritas”, añade Canos.
El debate que rodea a los opioides resulta a veces “delicado” e “incómodo”, admiten la mayoría de expertos y cargos públicos consultados. La razón es que las dantescas cifras de muertes en Estados Unidos se solapan sobre la realidad española. “Aquí había miedo y rechazo a tratar al dolor. La gente sufría de forma innecesaria y hemos avanzado mucho en los últimos años”, afirma Luis Sordo, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. “Seguro que hay cosas que mejorar, pero ahora el miedo es que los errores de Estados Unidos los acaben pagando los pacientes españoles”
En este sentido, Failde apuesta por “contar con sistemas de registro precisos sobre consecuencias y circunstancias de consumo”. Esto, en su opinión, permitiría “evitar situaciones de alarma injustificadas que puedan llevar a un descenso de la prescripción cuando esta sí está justificada”. En sentido contrario, “también permitiría detectar situaciones de consumo irresponsable en poblaciones vulnerables”, concluye la investigadora.
Canos advierte de que “los nuevos opioides sintéticos, con menos efectos secundarios y fáciles de usar, seguramente han suscitado una confianza irreal en la inocuidad de algunas de estas presentaciones”. “En los últimos años ha aumentado forma notable la prescripción, en algunos casos de forma alejada a las indicaciones y con poco control sobre los pacientes”, lamenta. Sin embargo, la especialista descarta que “la mayor prescripción de opioides registrado en España se haya visto acompañada de un problema significativo de adicciones, sin negar la evidencia de que esta existe en algunos casos”. Para evitarlo, y aumentar la seguridad del enfermo frente a una posible sobredosis, Canos estima “imprescindible el seguimiento exhaustivo de cada paciente, especialmente de los que consumen las presentaciones con mayores riesgos”.
Fuente: elpais.com