Cada vez es más alto el número de muertes vinculadas al consumo de drogas en el mundo, así como el número de consumidores y personas con problemas graves de adicción. Según datos del Informe Mundial sobre las Drogas de la ONU de este año, en 2017 el 5,5% de la población consumió drogas, y la producción de cocaína se situó en un récord histórico con 1.976 toneladas, un 25% más que el año anterior.

Mientras los números de producción van en aumento, los cerebros de millones de habitantes del planeta se van quebrantando a ritmos precipitados. La cocaína, entre muchos otros factores, puede acarrear la muerte directa a causa de una degeneración de la sustancia blanca del cerebro.

La aniquilación del cerebro

El consumo de cocaína , en ocasiones, induce a la leucoencefalopatía, que supone el daño progresivo o la inflamación de la sustancia blanca del cerebro.

La leucoencefalopatía se puede presentar de distintas maneras: un nivel alterado de la conciencia, confusión, lenguaje y visión trastornada, fiebre o espasticidad (músculos contraídos) acompañados de la aguda degeneración de la materia blanca del cerebro.

Resonancias magnéticas de un cerebro tras el consumo de cocaína (British Medical Journal)

Según un estudio publicado en la prestigiosa revista medica British Medical Journal , un hombre de 45 años se presentó en la sala de emergencias de un centro hospitalario de Malta con confusión y un comportamiento inusual. “No podía realizar tareas simples y no seguía órdenes. Movía las cuatro extremidades en un movimiento extraño”, explica la doctora Abdilla en el informe del BMJ.

El paciente, adicto a la cocaína, empeoró horas después, hasta entrar en estado catatónico. Aunque los análisis de sangre eran normales, una resonancia magnética reveló que partes de la sustancia blanca de su cerebro habían sido “devoradas”.

La sustancia blanca es aquella parte del sistema nervioso encargada de la correcta transmisión de la información cerebral.

Se puede considerar que coordina la comunicación entre los diferentes sistemas del cuerpo humano, tanto dentro como fuera del cerebro. En la sustancia blanca predominan los axones de las neuronas, lo cual significa que estas zonas del encéfalo que son de color blanco, en esencia, son autopistas neuronales, zonas de comunicación entre partes del cerebro.

Sin embargo,  el consumo de cocaína también conlleva otros efectos, quizás mas usuales:

Físicos:

Aumento de la frecuencia cardíaca y de la tensión arterial, vasoconstricción generalizada, aumento de la actividad muscular, aumento de la temperatura, dilatación de la pupila, sudoración y temblores.

Psíquicos:

Sensación de euforia, elevación del estado de ánimo, sensación de mayor energía, disminución de la percepción de fatiga y aumento de la capacidad de trabajo, hiperactividad motora y verbal, insomnio, desinhibición, aumento del interés sexual, disfunciones sexuales, impotencia o frigidez, alteraciones del ciclo menstrual, amenorrea e infertilidad, entre otros muchos.

Efectos crónicos

El consumo de cocaína produce graves complicaciones crónicas tales como el trastorno paranoide crónico, la psicosis paranoide con ideas de persecución, agitación, irritabilidad, cansancio, impulsividad, pérdida del deseo sexual, pérdida de la motivación y trastornos de la memoria. Habitualmente los consumidores de cocaína se vuelven suspicaces, depresivos e irritables, lo cual les conduce frecuentemente a una conducta agresiva. Terminan sucediendo accidentes vasculares en diferentes partes del cuerpo como son infartos de fatales consecuencias.

Fuente: lavanguardia.com

 

 

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies
Hola, ¿en qué podemos ayudarte?