Consumir drogas no tiene el mismo significado para hombres y mujeres, ni es valorado del mismo modo por los demás. Mientras que entre los hombres es percibido como una conducta natural, social y culturalmente aceptada. Entre las mujeres supone un reto a los valores sociales dominantes.
Por ello las mujeres con adicción soportan un mayor grado de reproche, que se traduce en un menor apoyo familiar y social.
El modelo tradicional de roles, sigue condicionado la visión que ciudadanos y profesionales de salud tienen de las drogas.
1) Aunque los consumos de drogas son menos frecuentes entre las mujeres, estas son más vulnerables a sus efectos.
En el caso del alcohol las diferencias en los procesos de metabolización de las bebidas alcohólicas, el peso corporal y la susceptibilidad a sus efectos han llevado a la Organización Mundial de la Salud a fijar un umbral de riesgo diferente para cada sexo.
2) Las mujeres tienen mayores dificultades para iniciar tratamiento por problemas de adicción a las drogas.
Los estudios epidemiológicos indican que las mujeres con problemas de adicción a las drogas se ponen en tratamiento para superarlos en menor proporción que los hombres. Ello es debido a que las mujeres se encuentran con mayores barreras que los hombres para iniciar el tratamiento de
las adicciones:
a) Cuentan con menos apoyo familiar y social,
b) El inicio del tratamiento supone con frecuencia abandonar sus responsabilidades en el cuidado del hogar y los hijos menores.
c) Temen que hacer pública su adicción suponga la retirada de la custodia de los hijos.
3) Las mujeres tienen una evolución menos positiva o favorable que los hombres cuando se incorporan a tratamientos de las adicciones.
En la menor eficacia de los tratamientos de las adicciones entre las mujeres influye el hecho de que muchos de los servicios asistenciales no están adaptados a las necesidades particulares de las mujeres, así como la presión que el propio entorno familiar ejerce para que el tratamiento termine lo antes posible y así las mujeres puedan asumir de nuevo sus responsabilidades en el hogar (que con frecuencia priorizan el cuidado de los hijos y el hogar frente a su propia rehabilitación)
Abordar los consumos de drogas y las drogodependencias desde una perspectiva de género implica:
- Tener presentes las diferencias y peculiaridades que el género introduce en las motivaciones para consumir drogas, los patrones de uso de las sustancias, y los efectos y consecuencias derivadas de su consumo.
- Eliminar las desventajas o desigualdades que el género establece a la hora
acceder a los programas y servicios de prevención o asistencia a las adicciones.
Fuente: www.pnsd.mscbs.gob.es