Conocida también como “Keta” o “Special K”, es un analgésico con potencial alucinógeno originalmente concebido como anestésico de uso humano. Por el gran riesgo que conlleva su administración ha pasado a ser utilizado principalmente como sedante veterinario. Sin embargo, la Ketamina es una droga peligrosa, utilizada como droga callejera consumida en diferentes presentaciones: en polvo de manera similar a la cocaína (esnifada generalmente) y líquida usada con jeringa por vía principalmente intravenosa, utilizada por personas que han desarrollado gran tolerancia al principio activo.
Sus efectos comienzan a aparecer a los pocos minutos de ser consumida y tienen una duración de entre una y dos horas dependiendo de cada persona. Los efectos pretendidos a través de su uso varían dependiendo de si son administrados en baja o alta dosis. De la primera forma se producen efectos calmantes. Quienes la consumen expresan que produce una sensación similar a flotar y salir ligeramente del cuerpo, pero con dosis más altas el efecto alucinógeno se potencia y produce una experiencia cercana a la muerte, llamado entrar en “agujero k” resultando muy difícil para la persona moverse.
Además entre los efectos secundarios que produce se encuentran: alucinaciones, hipertensión arterial, arritmias, así como es posible que pueda producir un coma e incluso la muerte, esto debido a un fallo en el hígado al momento de su metabolización. Es importante destacar el peligro que conlleva debido a que es un potente anestésico, por lo que es posible que una persona no sea consciente que ha sufrido algún tipo de accidente. Al ser mezclada con otras drogas se potencia su peligrosidad hasta llegar al coma y muerte.
La Ketamina produce dependencia psicológica y física así como tolerancia –dosis cada vez más altas para mantener el efecto- que puede desembocar en graves daños a corto plazo y a la larga irreversibles.
Fuente: www.infodrogas.org